Volver a escribir… gracias al nuevo Papa (y a que mi papá no me contestó)

Volver a escribir… gracias al nuevo Papa (y a que mi papá no me contestó)

Volver a escribir… gracias al nuevo Papa (y a que mi papá no me contestó)

Llevaba años sin escribir en mi blog. Años. Pero estos últimos tres días algo me picó el corazón y me dieron ganas de volver. No sabía por dónde empezar, hasta que vi la noticia del nuevo Papa.

Y fue como si se me activara un recuerdo. Agarré el teléfono y llamé a mi papá. Quería que me explicara algunas cosas, que me ayudara a recordar cuántos papas hemos visto pasar. Pero no me contestó. Así que me quedé pensando sola.

Pensé en la Iglesia. En cómo, sin querer queriendo, ha influido en mis gustos, en lo que me parece bello, en lo que pinto, en lo que me atrae visualmente.

Yo crecí siendo esa niña con falda hasta debajo de la rodilla, medias blancas que tapaban toda la piel, suéter de manga larga, y camisa de cuello italiano. Una infancia de catequesis, hora de reflexión, mecanografía, y la regla más importante: nada de comida en el salón de computación (sí, así se llamaba la clase en mi colegio).

En mi pueblo, el arte eran los cuadros de las iglesias. Vírgenes, santos, Jesús, ángeles, el Niño Huerfanito. Las vírgenes estaban por todas partes. Y, de fondo, siempre aparecían elementos de historia y guerra, acompañados—de forma muy curiosa—por las modelos de los calendarios de cerveza. Así era el contraste.

No es raro entonces que hoy me sienta cómoda pintando mujeres. Que me gusten los techos altos, el blanco de las paredes, las sillas de madera pura, los contrastes del rojo vino con el fucsia. Y esa sensación de refugio que me da una iglesia… aunque no sea una persona religiosa.

Este post no es solo un regreso. Es mi forma de responder a una pregunta que me hacen todo el tiempo:

¿Cómo llega la inspiración?

Pues llega así. En momentos simples. A veces por una noticia, a veces porque alguien no contesta el teléfono. Mi proceso creativo es una conversación constante con lo que viví, con lo que sentí, con lo que callé y con lo que me pasa cada día.

Y sí, estoy escribiendo de nuevo porque tengo mucho que contar. En la próxima entrada, les voy a contar que me convenció a escribir de nuevo.

Ojalá disfruten la ilustración del nuevo Papa que se va a convertir en un pañuelo. Así que quien quiera comprar uno me avisa :) 

Picos,

Bachu.  

 

 

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