El color de mis zapatos en la escuela era marrón. Mi falda también.
Los balones de fútbol eran marrones. El bate de béisbol de mis vecinos, también.
El marrón no combinaba con el negro. El marrón combinaba con marrón.
Mi mamá tenía el pelo corto. Las amigas de mi mamá también.
Yo pensaba que se cortaban el pelo y solo usaban marrón para no complicarse la cabeza.
Ahora me obsesiona combinar maderas.
Pero definitivamente me gusta el pelo largo… y el olor a betún marrón.